lunes, 27 de octubre de 2008

k-OZ


La hora del caos había llegado, aún en medio de nuestra situación política tan quebrada como la que ahora tenemos, ha habido buenas informaciones de generales de rangos muy altos, pero su ausencia en los campos de batalla han sido más relevantes que sus informes. Luego del deslinde incomprensible de la gran alianza, el estado mayor imperial peligró de manera grave. Este agravio fue rápidamente juzgado y las comunidades antibélicas se aliaron a este para combatir una batalla aún más grande. Los soldados del ejército fueron avisados, y ninguno falló, incluso la guerra mostraba índices de soldados aún mayor a los registrados, nuevos aliados antes enemigos propusieron decapitaciones y sangrientas batallas, pero no sin antes enviar al emisario canciller a tratar de solucionar el orgullo y el poderío del imperio diplomáticamente.

A la par de estas batallas, nuevos aliados interesados en las políticas de odio y destrucción han propuestos nuevas técnicas en el campo de batalla.

El caos va aumentando a cucharadas mayores, la guerra avanza, y conforme esta gran batalla es librada, se van mostrando muchas traiciones, muchas decadencias y declinaciones, nuevas tendencias de aviejos secuaces; sin embargo el aroma a cenizas nos satisface, a la vez que perdemos a los antiguos aliados, nuevos se únen a la gran batalla sin retorno, parece que el fénix trae caos, odio y destrucción, y esto no solo es motivo de disputa o de orgullo, sino también de perspectiva.

Los resultados de las reuniones diplomaticas fueron benéficas para el estado, una nación enemiga cedió, y ahora nuevos terrenos de conquista están abiertos, la guerra y el avance de las tropas deben de continuar, pero no sin antes dictar para el mundo:


CAOS Y DESTRUCCIÓN!!!!!

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