martes, 21 de abril de 2009

DESINSTITUCIONALIZACIÓN O HIPOCRESIA


¿Cómo sería posible la desinstituacionalización en tiempos tan modernamente avanzados como los vivimos ahora?
Estamos ya atrapados en un mar de necesidades del nuevo mundo, pasando desde la electricidad y su más importante y menos precindible televisor, hasta computadoras con i tunes, celulares con cámara y bluetooth, y eso solo en una cotidaneidad normal en un mundo clasemediero no profesional... ¿Qué pasa entonces en un nivel más avanzado, en uno donde la tecnología y todos sus circundantes son ineludibles? ¿Cómo puede el profesional, el adaptado a un sistema institucionalizado, desinstitucionalizarse sin caer en paradojas y contradicciones, y no parecer un sateluco queriendo ser como su amigo de coyoacan?
La imposibilidad de una desinstitucionalización sincera es maleable.
Hablando de esta separación entre institución e individuo, primeramente debemos de enfocarnos en la necesidad del individuo para la institución, el papel que este juega en el plano que la institución le ha inpuesto, sin alternativas; mientras que, desde un punto de vista más inteligente y separatista, hay que ver la necesidad que tiene la institución para este individuo: La terminología del individuo ayuda a minimizar su complementación, pues esta institución está comprendida por un número de individuos mezmerizados, donde ellos creen necesitar más de lo que pueden aportar, así, si UNO solo se sale de las reglas institucionales, la exclusión y el señalamiento aparecen de inmediato por parte de los que prefieren no probar qué tal es estar más allá de la frontera, talvez solo por si acaso, es mejor vivir mal que no vivir ¿no? NO!!!!!!!

Entonces se empieza a crear un canal de escape, donde ya sea de una manera fuerte o simplemente a forma de roce, individuos empiezan a comentar acerca de salir de las instituciones. Esto es el primer gran paso del renacimiento, pero ¿qué se requiere para no solo hacer mofa de sí mismo?
Para hacer viable el término de desinstitucionalización es necesario olvidar un término primero:
INSTITUCIÓN.
La Institución no existe, entonces esta es un ente abstracto que se complementa por las creencias de reglas y obligaciones de los individuos conservadores; así, el escape de lo establecido es cuando lo establecido se establece como inestablecido, inexistente y nulo.
Las reglas solo pueden ser puestas a prueba cuando han sido ignoradas, solo así se puede comprobar su efectividad o su ineptitud.

No es necesario pelear con piedas si acaso se pelea con el que hace las bombas, es estúpido. Las armas las hace la gente, no la institución, la ciencia, la hacen los individuos, no la institución, el arte lo hacen los individuos, no la institución.
La institución es una máscara de posesión para evitar comprobar cantidades y desigualdades latentes.

La separación de las reglas debe de ser intreligente, no hipócita. La mezquindad solo trae autoengaño, y el autoengaño es ir por un camino que termina donde todo comenzó, un círculo sin fin, sin cometidos reales, una cobardía.
Pareciese que el orgullo obliga al rebelde a huir cuando éste ha encontrado que no pertenece al grupo de donde ha comprendido que algo falla; sin embargo, si acaso uno se percata de que algo anda mal en la sociedad, la respuesta no es caminar lejos pero siempre cerca, cuando algun defecto social ha sido encontrado, la única respuesta es
ATACAR.

Hermanos, no sean hipócritas, no sean cobardes, si están listos para la desinstitucionalización, el método no es el del orgullo, es el de la anarquía absoluta y la destrucción!!!

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