miércoles, 10 de septiembre de 2008

HUELE A QUEMADO


¿Qué tanto puede arder una llama como para distinguir entre una fogata y un incendio?

Nuevamente hay decaer, el fénix ha sido atacado desde las entrañas, ¿quién diría que así de debil podría ser una creatura con el poder de destrucción? El vuelo es bajo, ya no existe soporte, este día, el fénix ha rosado los suelos, ha mostrado cansancio, ahora solo el rencor lo mueve; la fortaleza en la que se sustentaba esta disipandose, no quería aceptarlo, pero desde el momento de la atrocidad, huele a quemado...

Los nuevos aires son aires de grandeza, pero la prentropía, tal como todos los que estuvieron en ella están viniéndose abajo, está oliendo ya a cenizas, yo continuaré hasta que ya no quede ni una brasa de fuego en mí, y debo de seguir, porque en el momento como el que ahora estoy, donde poco a poco me queda menos que perder, no puedo desintegrarme sin luchar hasta el final.

No puedo parar ahora...


Fuerzas, no me dejen, que ya solo las poseo a ustedes...


Hay un anhelo que creo ya no podré satisfacer, ya siento el vacío...

No hay comentarios: