viernes, 19 de septiembre de 2008

MIL AÑOS LUZ


Caigo con mis rodillas sangrantes al rasposo suelo, ese que no me socorrió cuando de los cielos me dejé caer. Alzé la voz nuevamente por el pueblo que me motivó a seguir adelante, y el pueblo nada respondió tras esos míos gritos de dolor.

Talvez lo único que la gente busca en dejarse tragar por los abismos, la gente no desea justicia, pues la justicia ningún placer inmediato les trae, y asincerandonos, sabemos que es lo que la gente de hoy desea. No quiere sino terquedades y caprichos, y cuando alguien les avisa de un peligro real, el pueblo decide ignorarlo.

Bien, esta vez sí los dejo, ya no hay nadie con quién pelear, más que con el ejército absolutista del fénix, ese que talvez a mil años luz sí logre sus metas sin violencia, donde no necesite alzar el grito, porque el grito será el tormento de quien se burle de los demás.

Mi desconexión, sin embargo, no es total, solamente es un continuar con los míos en una batalla cada vez más torpe, peleando por los que no desean ser salvados. Ya he decidido y pelearé por mi cuenta, haré lo que debo de hacer sin solicitar nada a nadie.

Y esos mil años más allá serán pretexto para seguir adelante.

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