domingo, 30 de agosto de 2009

LA SOLEDAD


Y finalmente, en vísperas de nuestra gran revolución de anarquía, antes de que la destrucción sea adoptada por todo pensante en nuestra nación, dentro de esta serie de reflexiones más en la idea de la filosofía de las bestias, me detengo para reflexionar un poco sobre el máximo motor del ser en general, lo que lo animaliza, lo que violentiza, motiva, genera, etc, etc, y este motor no es otro que la soledad...

SOY PARA OLVIDAR LA SOLEDAD

Iniciando primeramente con la afirmación de que a esta soledad se le pueden atribuir no solo los comportamientos humanos, sino también los de todo ser vivo, sin importar el grado de razocinio que se tenga, se plantea la soledad no como un malestar, y un estado de pesadez, sino más bien, como un impulsor absoluto para la generación de acciones y consecuencias.
El ser, en su razonamiento y reflexión para sus alrededores, se llega a conceptualizar como único y desconocido para sí mismo, y para con el exterior de sí, así que, en medio de este mar de confusión existencial, el ser empieza a disponer de su existencia, se hace tangible y existente, a partir del momento en el que decide dejar de existir en la soledad de su desconocimiento, y tratar de encontrar un porqué de su existencia.
Desde los casos como el del cocodrilo, que se le distingue por grado tan bajo de inteligencia, sabiendo que su máxima meta en la vida es el de comer, y en el caso de las hembras, también el de criar a sus pequeños cocodrilitos, el cocodrilo decide dejar su soledad de individualidad, inconcientemente ingresándose al mundo del devoramiento, por lo tanto, el cocodrilo no razona, pero decide comer para no estar en soledad.
El grado de despojo o de adaptación de la individualidad se va acomplejando en casos tan interesantes como el de los felinos, los canes y los primates, encontrando el instinto de supervivencia insufiente para llenar el vacío, encontrando en esta soledad, el aburrimiento, conllevándoles este a la recreación de inexistentes físicos para olvidar y caminar lejos de su ser solitario. Así, nos encontramos con gatitos sanguinarios y juguetones, creativos en la forma de sus comportamientos, o la adaptación a costumbres humanas de los perros, encontrando las actividades humanas como si fueran propias, el ejercicio, el juego, la técnica y la disciplina se vuelven el llenado de los perros y su soledad, y ya entrando en el campo de los changos, éstos y los perros encuentran más que los gatos, un alejamiento más relajante en el cariño; ya sea hacia los suyos, o en la convivencia con otras creaturas, como lo somos, en el caso de los perros, los humanos. El simio, aprende a socializar más en su tipo, a defender, a la crianza, a la semi-intelectualidad de los de sus clanes.
Así, pues llegamos a la complicación máxima de la desesperanza de la soledad: El hombre.
El conocimiento de su soledad, empieza en la reacción primeriza del amor por los familiares, encontrando en estos la salida, y la evasión de su propia personalidad. Crece, y necesita de medios como la creatividad (arte, tv, escuela) o del ejercicio, según, el tipo de niño que sea; y es hasta la adolescencia, cuando en medio de su desesperación de soledad, el puberto se desata de los establecimientos adultos y decide encontrarse en cierto grupo de personas que él considera llenan sus necesidades antiindividualistas, aunque hablando en la realidad, el trata de encontrar su "verdadera" individualidad, aunque si meditamos al respecto, coincidiendo con este artículo, la verdadera individualidad y la soledad original se resumen en algo tan simple como es el ser. Ser desde el nacimiento sin incluir absolutamente nada, no la familia, no la comida, no los juegos, no la reflexión hacia el entorno, ni siquiera hacer caca o hacer pipí. El ser utilza estas medidas de supervivencia para llevarse lejos de su ser inerte.
Una vez pasada la crisis de la adolescencia, el adulto se siente más vacío y solo que nunca, así que finalmente decide resignarse al pasar de los años, y pierde el interés total, en la mayoría de los casos, por su fortalecimiento como persona, y se deja caer al instinto triste de mantener la distancia de su individuo, enfocando todo al miedo por la desaparición, y el regreso a su semilla de individualidad.

EL FENIX Y LA SOLEDAD

El motivo del texto, fuera de la reflexión, y su importancia en los diarios de la entropía, es para el enfoque directo y correcto de su conocimiento.
El ser es un ente solitario, afirmación que empuja a la realización de sí mismo como existente, la existencia es nula y falsa, es manipulable 100%, el poder de la existencia misma consta solamente en el distanciamiento adecuado de la soledad, enfocando el camino del vivir hacia la rectitud de la justicia y el balance de sus elementos en su totalidad. Sí, la justicia existe como pretexto de la soledad, pero una vez que la resignación carcome el sentido común del hombre, la justicia se inclina solo del lado del menos débil, entonces es éste aprovechador quien puede torturar al entristecido y deprimido conformista por los caminos del provecho personal, encontrando para sí la satisfacción injusta como escape directo de la soledad, resignandose sus súbditos solo por el miedo a regresar dolorosamente a su raíz.
La soledad es el motor de la vida, más no el castigo del ser, su destino y procedencia son solo conceptos insignificantes del no ser, pues solo se llega totalmente a ella atravez de la inexistencia, a la cual no se debe de temer, sino simplemente conocer. La soledad, el castigo, y la muerte son solo pasos inadvertidos de la liberación, y la liberación se basa solamente en el gozo completo y sano del estado de existencia al que la soledad nos da la oportunidad de visitar un tiempo.

No se trata de dejar la soledad a través de la compañía, sino por medio de la existencia conciente de su segmento de vida inpredecible.

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