Y así acaba la década, con una sociedad ahogada en el consumo del aguinaldo que tanto trabajaron durante al año, buscando la felicidad que les ha sido asignada, habiendo sido cínicamente avisados de los aniquilación, pero a ellos no les interesa, son conformistas, son cobardes, son individuos egoistas, sin esperanzas de ser mejores, son un fracaso; no necesitan de la libertad, pues esta se torna inecesaria cuando no se tiene el valor de exigirla, muy bien hablan de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, así que si nadie alza la voz quizás sea porque nadie está tan inconforme como la liga de los discordes parece estar, y aquí excluye izquierdas y sindicatos pues al final de los momentos de rebelión, ellos son solamente oportunistas que no buscan en realidad un mejoramiento para los suyos, sino más bien para sí mismos, eso es aún más detestable que la derecha y el príismo, son aprobechados del decaimiento.
Se acaba el año, oscuramente, no hay heroes, no hay fé, no hay nada.
El tsunami castigador contra la sociedad mexicana no planea ser evadido por nadie, y quizás quien no teme o afronta esas olas destructoras merece ser destruido...
Parece que de aquí a fin de año solo quedarán las confabulaciones pesimistas devilstonianas, y sí, ya con lo que ha pasado, diciembre superó septiemrage.
Un saludo a los discordes, un llamado a seguir en pie hasta el último de los momentos, desde nuestra trinchera, Devilstone, en solitario, lo intentará.
Así acaba el año antes del tricentenario.
México condenado, sin libertad, fracasado.
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