lunes, 29 de junio de 2009

PARÉNTESIS POR TEGUCIGALPA



Haciendo un pequeño paréntesis a esta serie de entradas por La Segunda Campaña, expresaré de la manera que más puedo, los diarios de la entropía, mi disgusto ante la noticia terrible del golpe fascista en Honduras.
Gran impresión tuvo el Imperio del fuego renacentista, al encontrar entre la saturación luctuosa de Michael Jackson, la impactante noticia de que el ejército hondureño había derrocado al gobierno de Manuel Zelaya, presidente, según el gobierno hondureño: traidor.
Lejos ha estado Honduras de la impresión global, por lo menos acá, en el Norte de América, sin embargo, las imágenes de la televisión, y los testimonios ahí mismo presentados, tan solo muestran un estado fascista que ha decidido el derrocamiento del líder, y de paso, el sometimiento del pueblo. Soldados en uso de violencia contra gente y medios de comunicación, terquedades ilógicas de los autores de dicha fechoría, quienes en entrevistas justifican lo que el mismo Zelaya ha denominado secuestro presidencial.
El mundo entero, para el momento, ya ha expresado completo rechazo contra el golpe de estado que acapara la atención política global, aún Chavez, quien se rumora que amenaza con introducir fuerzas bélicas a Tegucigalpa, aún el pendejo de Calderón que asesina a todo el que se le ponga en frente y haya tenido una cruda alguna vez en su vida, residentes hondureños en E.U. claman ayuda a Obama, y el pueblo en casa se cuestiona por su porvenir.
El Imperio del Fénix siempre ha comentado con respecto a una utópica alianza para el balance de justicia a lo largo de Latino América, utópica desde el aspecto de que ultracapitalistas como nuestro adorado Calderoncín, jamás se asociaría con "villanos" como Hugo Chavez, sin embargo, la iniciativa del último no me suena tan mala idea.
La revolución, y el derrocamiento del más alto rango está justificada, pero solamente si el pueblo y la dignidad humana de aquellos que pelearon por libertad y justicia es beneficiada, el derramamiento de sangre y la destrucción de los establecimientos políticos solo es justificada con el engrandecimiento del pueblo, sin embargo en el acto vil fascista, donde las fuerzas armadas se autodenominas omnipotentes, aún mayores que el presidente, aún mayores que la ciudadanía, es un crimen y un delito aún mayor que la traición a la raza humana y el progreso de su historia, una burla a todo lo cosechado por el hombre.
Así que Devilstone hace el llamado a los gobiernos de Latinoamérica para en una situación como la de ahora, hagan conciencia, y pongan de lado las diferencias, solo como cometido de la salvación de un pueblo hermano, como lo es Honduras, que, apesar de la serie de descriminaciones que los hermanos latinos del sur mostraron contra el pueblo de México, todos clamemos por justicia en Tegucigalpa, que es tiempo de insurrección, no de fascismo.

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